EL LIBRO PERDIDO
Estoy buscando un libro que no encuentro.
Será tal vez porque aún nadie lo ha escrito.
El libro habla de invertidos desencuentros,
sus hojas son de hueso
y el número de sus páginas
las edades que transcurren
movidas por los cambios de los tiempos.
Estoy buscando un libro que parece
una tarde de lluvia en un agosto,
un aguacero que no da tiempo a mojarse
o una siesta de equilibrios en alambres.
Estoy buscando un libro que no encuentro
y huyo de el para no ser encontrado.
Aunque a veces te diviso en mi aposento
y creo que mi libro esta a tu lado.
El libro tiene índice,
y pulgar,
y un anular que aun anda en desuso.
Y un futuro incierto que
soluciona sequías inminentes
y no destroza los diques de los pobres
haciéndolos pobres doblemente.
El libro que yo busco
y que no encuentro
respira con el viento de sus hojas,
y es que es algo que no existe,
algo así
como un fusil dormido en rosas.
Creo que no debo perder tiempo
buscando un libro que no habita
en ningún punto del mundo conocido.
Creo que voy a sentarme en la noche
conocida y con ojos y uñas
ir escribiéndolo yo mismo.
Así el día que tú busques
a lo mejor un libro que no encuentras
pueda decirte
que soy yo quien lo tengo
y te invite a leerlo
detrás de mis tormentas.