Saturday, February 03, 2007

AMIGO


Cuando te vayas
nos diremos adiós con las espaldas.
Recordare al alejarte que tuviste
y que tuve un gran amigo
ayer contigo.
Y esperare al ya no hablarte
que soy y que eres
el amigo quien se añora,
la una, a las dos,
las cinco,
todas horas.
Construiré un monumento de momentos
y compondré una sinfonía
de risas atrasadas,
y si sobra tiempo
escribiré uno de mis poemas
en el blanco que hay detrás
de una nomina esquelética.
Le diré a los dioses en que creo
que te guarden
por tus nuevos caminos,
que tengas Paula para el resto de tus días
y custodien dos cervezas
muy muy frías.

Cuando te vayas
nos diremos adiós con las espaldas.
De frente el adiós es absoluto
y de la otra forma
se hace un poco llevadero.
Cuidaré tu pasado en mi presente,
y viejos a los dos
nos hará el futuro lejos.
Y podré presumir
que un día un amigo
me ayudo a acurrucar mis sueños
que eran versos.

DECLARACIONES

Me declaro cinco veces al día.
La primera es la mejor
porque aun trae resquicios de lo soñado,
y alimenta mi alma
aun en ayunas
despertada.
La segunda consolida mi deseo de tenerte
y al suceder en lo real
pues pierde magia,
que en caso de tenerla,
se resigna a no sacar palomas de tu boca.
Me declaro cinco veces al día.
Y siguiendo el orden
que lleva mi desorden
va la tercera.
Esta reagrupa a las anteriores.
Te veo en lo real imaginando.
Te hablo desde el suelo
pero volando agarrado a mis palabras.
Y te lloro de alegría
en mi imaginación yo te lloro de alegría.
Me declaro cinco veces al día.
Y al esconderse el sol
llega la cuarta.
Esta viene en mi vejez diaria,
cuando uno ya esta harto de tanto desengaño
e inútilmente intenta incrustar los pétalos
en la deshojada margarita.
Esta declaración en teoría
debería de ser la que mas duele,
pero a base de ejercicios cotidianos
amaestro el dolor
y lo aproximo a la jaula
que le fabrique,
con un suelo de lagrimas
que amortigüen los golpes
por si una tarde me marcho
para siempre de tu lado.
Me declaro cinco veces al día.
Y cuando en horizontal busco lo oscuro
Y me acurruco a mi mismo
en mis abrazos,
creo que mejor momento no tendría
para mi quinta declaración en este día.
Entonces desnudo en mi lecho
me levanto,
abro brazos en cruz
como una loca,
y a pleno grito me declaro
el más absurdo y feliz de los idiotas.